El Real Betis Balompié por encima de todo

No es habitual que el Real Betis abra telediarios, cope titulares y aparezca en portadas. Esto podrí­a ser entendible si hablamos de temas estrictamente deportivos o futbolísticos, pero no es el caso. El motivo es bien distinto, y todo viene motivado por la situación que está atravesando el jugador Roman Zozulia, fichaje fallido del Rayo Vallecano que procede del club bético.

Creo que todos conocemos, aunque sea un poco, lo que ha pasado con el jugador ucraniano. Por si queda algún despistado que no conoce la historia, la voy a intentar resumir en pocas lí­neas. Rozando el cierre del mercado invernal, se produjo la cesión de Roman Zozulia al Rayo Vallecano procedente del club de la trece barras, operación que casi al momento de oficializarse, desató un movimiento de la afición vallecana (en concreto de su grupo Ultra) para paralizar su fichaje. El motivo para negarse en rotundo a la incorporación del delantero fue la presunta ideologí­a neonazi del mismo, que va en contra de los valores del club madrileño y de su afición.

Ya en su llegada a Sevilla, se pudo leer que el jugador portaba un escudo neonazi en su camiseta cuando realmente se trataba del escudo de su paí­s, desatando la actual polémica. Aunque el artículo no se dirige en esclarecer si Zozulia es nazi o no, creo que es conveniente mencionar que no existen argumentos para calificar al jugador de tal grave acusación y colgarle ese desagradable «san benito». Es cierto que tiene un fuerte patriotismo hacia su nación que lo ha hecho involucrarse en labores humanitarias y de defensa en su paí­s, pero sin relación nazi como algunos nos intentan hacer ver.

Como ha pasado, este tema ha dado mucho que hablar, y solo hay que poner Zozulia en Twitter o en Google para leer cantidad de opiniones, cada una más distinta a la anterior. Todo tenemos derecho a expresarnos y a emitir nuestra opinión, pero hay que ser consecuente con lo que se escribe o se dice. No exageramos si decimos que todo este asunto ha traspasado la línea del fútbol, y puede considerarse que ha sido un tema de polí­tica internacional. La embajada de Ucrania mismamente ha tenido que emitir un comunicado defendiendo al jugador e intentando apaciguar las aguas, pero sin éxito. Polí­ticos, periodistas, personas de la calle…todos han querido dar su punto de vista en este estrambótico tema, aunque algunos lo han hecho de forma despreciable y miserable.

Todo este asunto ha salpicado al Betis como club e institución recibiendo comentarios que no merecen ser repetidos. Una centenaria entidad como es la del Real Betis Balompié, que no ha hecho nada mal en este asunto, debe quedar por encima de todo esto, y ser respetada. Su plantilla ha querido mostrar apoyo a un compañero de unas acusaciones que de momento están lejos de ser probadas, y sobre todo, cuando el comportamiento del mismo ha sido intachable. Las treces barras no se pueden manchar de la forma en la que se está haciendo, y por eso es lógico que jurí­dicamente se ponga en funcionamiento los mecanismos necesarios para defender el club, cosa que veo totalmente lógica y acertada. Difamar en vano, insultar gravemente o acusar sin pruebas no debe quedar impune. El Real Betis no debe ser el blanco fácil al que hay que atacar siempre. No se debe consentir eso.

Aunque algunos parece que se les haya olvidado, el Real Betis Balompié es un club de fútbol, que nada tiene que ver con todo lo que se le está relacionando. La postura que ha tomado en este conflicto debe ser respetada, y no ser tachada de nada.

Dejemos ya el tema de polí­tica, de ideologí­as, de ser una manera o de otra, y centrémonos en la pasión que nos une: el fútbol. Volvamos a hablar de sistemas, alineaciones, de jugadores, del partido que nos toca, de estar contento si nuestro equipo gana y o de estar triste si pierde.

El Real Betis sólo ha hecho defenderse, y con ello, defender a su afición.