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Historia

En 1907, un grupo de estudiantes de la Escuela Politécnica, situada en la calle Cervantes, que cursaban estudios preparatorios para la carrera militar y para medicina funda el Sevilla Balompié. Entre ellos había muchos grupos de hermanos: los Hermosa, Wesolowski, Castillo, Cascales y Gutiérrez. Vestían de blanco y azul. Su primer presidente fue Alfonso del Castillo Ochoa y el primer capitán -que hacía las veces de entrenador-, en 1914, Manuel Ramos Asencio. La sede social se ubicó en la calle Alfonso XII (1907-1909), Federico de Castro (1910-1911) y Jerónimo Hernández (1912-1914).

El nombre elegido por el grupo de jóvenes, con el que pretendieron evitar la expresión inglesa foot-ball, ha acabado por convertirse en su seña de identidad: «Sevilla BALOMPIÉ» (los primeros meses, «España Balompié», también con camisa azul y pantalón blanco). El club se inscribió en el Gobierno Civil el 1 de febrero de 1909.

Muy pronto, el «Balompié» se dio a conocer al convertirse en 1910 en el primer vencedor de la Copa de Sevilla, condición que revalidó y ostentó en 1911, 1912 y 1915. Participó también en la primera edición de la Copa de Andalucía a principios de 1910 y fue invitado a participar en la Copa de España, aunque no acudió por motivos económicos.

En 1909 nació el Betis Foot-ball Club, según relatos orales como consecuencia de una escisión en el Sevilla Foot-ball Club: Eladio García de la Borbolla, hasta entonces miembro de la junta directiva del Sevilla Foot-ball Club, decidió abandonarlo y fundar su propio equipo. Sin embargo, debemos mostrar prudencia, pues el primer encuentro disputado por el equipo bético lo registramos en febrero de 1910, habiendo comentado la prensa de la época «la inexperiencia del recién creado team». De esta forma apareció el Betis Foot-ball Club, cuya sede social estuvo en la calle Mariscal (1909-1911) y en Federico de Castro (1912-1914).

En 1914 el Balompié volvió a proclamarse Campeón de Sevilla e iniciará los trámites para la fusión con el Betis Foot-ball Club que, disuelto en 1913, había sido reorganizado al año siguiente bajo la colaboración de José Gutiérrez, Eladio García de la Borbolla y Miguel Folgado entre otros; concediéndose el título de «Real» por parte de Alfonso XIII, gracias a la intervención decisiva del Marqués de Mochales.

El 6 de diciembre de 1914, la Junta Directiva del Sevilla Balompié y dos días más tarde el Betis Foot-ball Club, aprobaron la fusión de ambos clubes, gracias a la participación importantísima de Herbert Richard «Papá» Jones. En agosto de 1915, el Gobernador Civil de Sevilla, Severo Núñez, aprobó los Estatutos y el cambio de denominación del club absorbente, disponiendo que se modificara la denominación del «Sevilla» Balompié por la de «Real Betis» Balompié (apunte nº 283 página 36 del Libro de Gobierno del Registro Civil). El Balompié aportó los jugadores, el palmarés, la afición y el terreno de juego, que desde 1913 era el Campo de las Tablas Verdes, en diversas ubicaciones en el Prado de San Sebastián, mientras el Betis F.C. aportó principalmente el título de Real, hasta tal punto que el club continuó siendo conocido popularmente como «el Balompié» y sus aficionados como «los balompedistas» hasta los años treinta, a partir de cuando la denominación «Betis» y el gentilicio «bético» se abrió paso en la terminología popular para referirse al Real Betis Balompié y sus seguidores.

Tras volver a proclamarse Campeón de Sevilla en 1915, el Balompié inició una década de lento declive en la que rozó la desaparición, al no disponer de medios económicos ni derecho de retención de jugadores en la época del «amateurismo marrón», o profesionalismo encubierto. Además, la mayoría de los jugadores fundadores envejecían. Más de una decena de sus mejores jugadores fueron «captados» en poco tiempo, a pesar de lo cual estuvo a punto en 3 ocasiones de ganar el Campeonato de Andalucía como única alternativa al Sevilla F.C., nutrido de jugadores que habían abandonado el Balompié. En 1918, los béticos estrenan el terreno de juego del Patronato. Los colores azul pavo real y blanco, continuaron en los béticos hasta 1920 alternándose con los verdiblancos, según las fuentes que disponemos.

En 1924 el Balompié es reflotado, gracias a varios de sus primeros fundadores que volvieron a la directiva (Castillo, Wesolowski, Hermosa, Fernández Zúñiga, Cascales,…). Gana la Copa Spencer en 1926 y, tras múltiples subcampeonatos, la Copa de Andalucía en 1928. Cuando se creó el Campeonato Nacional de Liga, el Real Betis Balompié era un club consolidado deportiva, social e institucionalmente, que inicia su andadura en Segunda División el 17 de febrero de 1928, con el propósito de ascender a Primera División.

1930-1947: Edad de Oro y Hundimiento

Con la llegada de los años 30 los términos «Betis» y «béticos» sustituyeron al de «Balompié» y «balompedistas» en el habla popular. Y es este Betis, el Betis Balompié, el que escribe en el primer lustro algunos de los episodios más brillantes de su historia: en menos de 10 meses el Betis se convirtió en el primer equipo del sur que llega a la final de la Copa de España y conmemoró con brillantez sus Bodas de Plata al llegar a ser, el 3 de Abril de 1932, Campeón de Segunda División. El Betis Balompié -sin «Real» en la II República- fue por este motivo el primer club andaluz en ascender a la Primera División.

Ya en Primera, formó un gran plantel que, en la temporada 1934-35 y bajo la dirección de Patrick O’Connell, se proclamó Campeón de Liga de Primera División: Urquiaga, Areso, Aedo, Peral, Gómez, Larrinoa, Adolfo, Lecue, Unamuno, Timimi, Saro, Caballero, Rancel, Valera y Espinosa; 6 vascos, 3 canarios, 3 sevillanos y un almeriense. El 28 de abril de 1935 está escrito en la historia del club verdiblanco: el Betis venció por 0-5 en Santander y se hizo con el título de Liga; era sábado de Feria, y la fiesta se trasladó al recinto ferial, donde la noticia se dio a conocer en las pizarras de las casetas.

Un año más tarde, fiel a su idiosincrasia, el Betis pasó de la cima a la sima con el desmantelamiento de aquel equipo campeón: En primer término, por una mala situación económica -tras la marcha del Presidente Antonio Moreno Sevillano- que le obligó a vender a 3 de sus jugadores, en parte también por un relevo natural por el que se dio la carta de libertad a 4 de ellos pero, sobre todo, por la llegada de la Guerra Civil, que dejó al club sin suficientes efectivos, por quedar bloqueados en el Norte o ser movilizados al frente. Sólo Peral, Valera y Saro quedaron en esos años como destacados exponentes de quienes 15 meses antes habían levantado la Copa del Campeonato de Liga. También el entrenador, O’Connell, marchó al FC Barcelona en 1935-36.

Las consecuencias de la Guerra Civil fueron demoledoras para el Betis, que además cometió el error de volver a la competición en la temporada 1939-40, cuando podría haber solicitado la moratoria que se aplicó a otros clubes cuyos estadios se usaron para «necesidades de la guerra». Como consecuencia, el 28 de abril de 1940, el día en que cumplía 5 años de su título de Liga, el equipo verdiblanco bajó a Segunda División.

Dos años más tarde, regresó brevemente a Primera, y en 1943 el Betis se despidió de la misma, a la que no regresó hasta 15 años después. Culminando la cuesta abajo del Betis, llega lo más temido, precisamente en el escenario que había visto al Betis Campeón. En Santander el 13 de abril de 1947, el Real Betis Balompié perdió 4-1 ante el Racing y descendió a la Tercera División.

1947-1958: Los años del «manquepierda»

Difícilmente puede entenderse lo que es el Betis sin mencionar los 7 años que jugó en Tercera, porque entonces tanto el club como su afición encontraron una seña de identidad que le acompaña aún en la actualidad. Según muchos autores, su «alma», que se halla en una expresión que en los años 50 despertó la simpatía de toda España: «Â¡Viva er Beti manque pierda!». El poeta Joaquín Romero Murube describió aquellos tiempos y aquella expresión con las siguientes palabras: «El Betis llegó a formar una inderrocable moral a prueba de derrotas. Pero en vez de adoptar esa inexplicable renunciación que hemos aplicado, para nuestra desgracia, a tantas adversidades -la de subirnos los hombros en vez de subirnos de corazón-, el Betis, tras la hecatombe, arremetía todas las tardes con más entusiasmo hacia la conquista de su gloria».

Fueron los años de los bocadillos de tortilla, de las rifas, de la inundación completa del Estadio como consecuencia del desborde del Tamarguillo. Son años de Pascual Aparicio, Juan Petralanda, Manuel Ruiz Rodríguez, Alfonso Jaramillo, José María de la Concha, Manuel Simó y tantos otros.

Y el Betis superó esos años con la ayuda de una afición que consigue llevar al club de regreso a Segunda División en 1954, ganando fama por llenar su estadio y por las «marchas verdes» en los desplazamientos. Atrás quedaron años de tremendas dificultades económicas, en los que principalmente unos pocos mantienen vivo a un club. La experiencia en Tercera fortaleció extraordinariamente al club en términos sociológicos y le añadió otra singularidad: la de ser el único equipo que ostenta los títulos de Campeón de Primera, Segunda y Tercera División.

Pocos dudaron tras la celebrada vuelta del Betis a Segunda en 1954 que ascendería a Primera tarde o temprano. No obstante, hubo que esperar hasta cuatro años más tarde, el 1 de junio de 1958 para ver al Real Betis Balompié como equipo de Primera División.

1958-1976: Luces y sombras

15 años después, el Betis retornó a Primera División. Y lo hizo a lo grande, ganando por 2 a 4 el primer partido oficial que se disputó en el nuevo estadio de su eterno rival; tras 15 años rozando la desaparición, el significado de esta victoria en una ciudad dual convirtió aquel derbi en legendario.

Desde 1959 hasta 1964 el club pasa por una época de bonanza: se ejecutan las obras de la remodelación del Estadio, se inaugura su iluminación eléctrica y se adquiere el Estadio en propiedad. Son años de modernización en la gestión del club, que sitúan al Betis en un plano desconocido por el beticismo de aquel entonces. Incluso la marcha de Luis Del Sol es suplida por la aparición de Rogelio Sosa: dos grandes mitos verdiblancos contemporáneos, a los que se sumará, a finales de los 70, Rafael Gordillo.

En lo deportivo, son también años para el recuerdo: se consigue una continuidad en la Primera División, que culmina en 1964 con la tercera plaza en Liga, el Trofeo Carranza y la primera participación del Betis en la Copa de Ferias. Justo a los dos años siguientes, en 1966, siendo fiel una vez más a su particular sino, el club sufrió la marcha de Benito Villamarín tras 10 años, la trágica muerte de Andrés Aranda y el descenso a Segunda División. Al primer «Eurobetis» le sucede entonces el «Currobetis», ese equipo que al igual que Curro Romero es capaz de la faena más legendaria y el fracaso más inesperado: ascensos y descensos casi consecutivos convirtieron al Betis en el clásico «equipo ascensor»: Regreso a Primera en 1967, descenso en 1968, ascenso en 1971, descenso en 1973, ascenso en 1974…

Son años, a pesar de ello, para el recuerdo de muchos béticos, por el acceso a la Presidencia de José Núñez, la finalización de la tribuna de voladizo y la llegada al club de hombres como Biosca, Esnaola y Cardeñosa.

1977-1992: La Copa del Rey y los años 80

El 25 de Junio de 1977 el Betis se proclamó Campeón de la Copa del Rey en el Estadio Vicente Calderón. Dirigidos por Rafael Iriondo, Esnaola, Bizcocho, Biosca, Sabaté, Cobo, López, Alabanda, Cardeñosa, García Soriano, Megido, Benítez, Eulate y Del Pozo escribieron otro capítulo muy recordado de la historia bética, tras una tanda de 22 penaltis. El Betis, que había sido el penúltimo Campeón de Liga antes de la Guerra (1935), se convierte en el primer Campeón de España bajo la denominación de Copa del Rey (1977), cerrando en cierto modo un paréntesis sobre una época de la historia que coincidió con sus peores años. Ese mismo año, el Betis llegó a Cuartos de Final de la Recopa de Europa tras dejar en el camino al Milan. Y, fiel una vez más a su singular leyenda, en esa misma temporada desciende inesperadamente a Segunda División.

De vuelta a Primera en 1979, retornaron los buenos tiempos deportivos y el «Eurobetis»: la clasificación para la Copa de la UEFA en 1982 y 1984, la conmemoración de las Bodas de Platino en 1982 y el subcampeonato de la Copa de la Liga en 1986 marcaron una época feliz para los aficionados verdiblancos, a la que se sumaron otros acontecimientos vividos en su Estadio como sede del Mundial y, sobre todo, como escenario del famoso España-Malta.

Desde entonces y hasta 1992, el Betis atravesó un periodo de crisis económica y deportiva, en el que vivió nuevamente como «equipo ascensor» hasta el descenso de 1991, sin duda en uno de los peores momentos para afrontar la preceptiva conversión en Sociedad Anónima Deportiva. El Plan de Saneamiento obligó al Real Betis Balompié -en esos momentos club de Segunda División, categoría en la que permaneció al perder la eliminatoria de promoción ante el Deportivo- a cubrir un capital social de casi 1.200 millones de pesetas, el doble del importe exigido a casi todos los clubes de Primera y Segunda.

En poco más de 3 meses, los aficionados béticos aportaron en pequeñas cantidades un total de 400 millones de pesetas: un importe que aunque habría cubierto entre el 60% y el 100% de capital de cualquier otro club de Primera o Segunda, en este caso resultó insuficiente. A esos 400 millones se sumaron otros 100 aportados en paquetes superiores al 1% del capital social exigido, pero seguían sin cubrirse 680 millones y sin concretarse el apoyo de empresas o instituciones. El 30 de junio de 1992, el vicepresidente económico Manuel Ruiz de Lopera se hace con el control mayoritario de la SAD.

1992-actualidad: Real Betis Balompié, Sociedad Anónima Deportiva.

Tras la reconversión en SAD, habrá que esperar a la llegada al banquillo de Lorenzo Serra en las últimas jornadas de la temporada 1993-94 para volver a ver el Betis en Primera División: El ascenso en Burgos de 1994 pone fin a tres años en la División de Plata. Con el mallorquín en el banquillo y la eclosión de los ingresos televisivos, el Betis vivirá tres años para el recuerdo: en la primera temporada tras el ascenso se convierte en el equipo revelación, finalizando en tercera posición de la tabla; en la temporada 1996-97 repite entre los cuatro primeros y llega a la final de la Copa del Rey, cayendo ante el FC Barcelona en un partido resuelto en la prórroga. En aquella Final jugaron Jaro, Jaime, Vidakovic, Ríos, Merino (Ureña, 64) Alexis, Nadj (Olías, Finidi, Cañas (Pier, 71) Jarni, Alfonso, con goles béticos de Alfonso y Finidi.

Tras la marcha de Serra, el Betis pasa por un periodo de inestabilidad que le lleva a descender en el 2000. Regresará la temporada siguiente como subcampeón de la Categoría de Plata, clasificándose para la Copa de la UEFA con Juande Ramos en el banquillo la 2001-2002. No obstante, la falta de continuidad lo llevará a dos años mediocres hasta que se produce la vuelta de Serra. Con éste nuevamente en el banquillo, 2005 se convierte en el año del Betis: el club verdiblanco finalizó en una cuarta posición en la tabla y ganó la Copa del Rey de fútbol 2004-05 en el Vicente Calderón, ante el CA Osasuna por 2-1 (goles de Oliveira y Dani), alineándose: Doblas, Melli, Rivas (Lembo, 78), Juanito, Luis Fernández, Arzu (Varela, 67), Marcos Assunçao, Joaquín, Fernando, Edu (Dani, 89) y Oliveira.

Dos meses más tarde, se convirtió en el primer equipo andaluz que se clasificó para disputar la Copa de Europa bajo el formato de Liga de Campeones al superar en la eliminatoria previa al AS Mónaco -subcampeón de la edición de 2004-, y disputó la fase de grupos encuadrado en el grupo del Campeón defensor, el Liverpool FC, el campeón de la Premier League inglesa, el Chelsea FC, y el Anderlecht belga.

Una vez más, tónica constante de la existencia verdiblanca, a un año de euforia le sucede el hundimiento: el equipo roza el descenso en la temporada 2005-06 y Serra no es renovado. El verano de 2006 supone el arranque de una crisis desconocida desde finales de los 80, comenzando un deteriorio institucional, social y deportivo que coincide con la imputación de Manuel Ruiz de Lopera por presunto delito societario.

Tras conseguir la permanencia con apuros en tres temporadas consecutivas, el Betis desciende a Segunda División el 31 de mayo de 2009. 15 días después del descenso, más de 65.000 béticos se manifiestan reclamando un cambio institucional y la marcha del máximo accionista. Aquel día sería recordado como el 15-J, manifestación decisiva en el devenir histórico de la entidad. En paralelo, se desarrolla la fase de instrucción de la querella por delito societario presentada contra éste por las asociaciones Liga de Juristas Béticos, Por Nuestro Betis y Béticos por el Villamarín, con la jueza Mercedes Alaya en la instrucción del caso.

En la Temporada 2009-10 se roza el ascenso, pero el equipo se quedaría un año más en Segunda División tras apurar sus opciones de ascenso hasta la última jornada de Liga. Ruiz de Lopera intentó vender ese verano su paquete de acciones a un grupo encabezado por Luis Oliver, pero la jueza instructora paralizó dicha venta para, posteriormente, trasladar los derechos políticos de las acciones a una administración judicial.

Ya con la Liga comenzada y en una situación económica muy complicada, Rafael Gordillo -nuevo presidente-, José Antonio Bosch -vicepresidente sustituyendo al fallecido Juan Manuel Gómez Porrúa- y Luis Ruiz de Huidobro se hacen con la misión de velar por las acciones de Farusa (propiedad de Lopera).

Tras más de seis meses de gestión que se culminó con el ascenso a Primera División, Rafael Gordillo se retira de la presidencia para dar paso a Miguel Guillén Vallejo, que es nombrado en la junta general de accionistas de junio de 2011 junto con Pablo Gómez Falcón como vicepresidente. Desde entonces, el Real Betis Balompié logró en una primera temporada asentar el equipo en la Liga BBVA y en la campaña siguiente la clasificación para la UEFA Europa League. Estos últimos tres años de éxitos verdiblancos no se pueden entender sin la participación del entrenador Pepe Mel, capaz de obtener unos impresionantes resultados contando con un alto número de jugadores de la cantera.

Junto al éxito deportivo, esta última etapa se ha caracterizado por la profesionalización y el avance del Real Betis Balompié en todas las áreas sociales, económicas y futbolísticas. La adaptación de un club histórico al fútbol del siglo XXI con la única premisa de colocar al Real Betis Balompié en sus diferentes facetas a la altura de su inigualable afición.

Fuente: http://www.realbetisbalompie.es/es/club/el-club/la-historia/ (Página Oficial)