Un circo llamado Real Betis

Seguramente este artí­culo no guste a todos los béticos. No es mi intención ofender a nadie o avivar más el fuego que existe alrededor del Betis, tanto en la afición como en la directiva. Sólo trato de mostrar mi opinión y quiero transmitir un poco lo que llevo notando en las últimas semanas.

A la afición del Betis siempre se le ha concedido el tí­tulo de «una de las mejores aficiones», pero para mí­ ese reconocimiento lo perdió hace tiempo. Puede ser que sea una de las que más fieles, una de la que más aprieta y siente a su equipo, pero no la mejor. Yo noto una afición rota, anclada en el pasado, totalmente dividida, y que busca cualquier ocasión para desacreditar al que piensa un poco diferente. Yo como bético, quiero que el Betis vaya bien, que gane, que compita y que me sienta identificado con su lucha, entrega y corazón. Y entiendo a aquellos que exigen eso, que quieren un Betis grande y que quiera tener lo que le han prometido. Porque es así­. Si el bético protesta es porque tiene motivos para ello. Se le prometieron unas cosas, un proyecto, una ilusión, que a dí­a de hoy, no se están cumpliendo. Por eso entiendo, que parte de la afición del Betis mostrara su protesta en el partido de Osasuna contra una situación deportiva y contra una directiva que se deben de poner las pilas para cumplir lo que ellos prometieron. Porque si eres del Betis, seguro que quieres que gane y que crezca. Son muchos años de sufrimiento, de humillaciones, reinando en una mediocridad que no tiene pinta de la que vamos a salir. Por eso no entiendo que se pitaran a esas protestas, cuando va en contra del propio Betis.

Por supuesto que hay que animar, hay que apoyar al equipo cuando necesita ese empujón para remontar o hay que dejarse la garganta para marcar el primer gol desde la grada. Pero si no gusta lo que se ve, las decisiones que se toman o lo que se está haciendo con el club, entiendo que hay mostrar su opinión y su descontento. Hay que querer siempre el bien del Betis, y no tener siempre una excusa para explicar un mal resultado o una mala gestión. Que si el empate contra el Sporting es bueno porque estamos hermanados con ellos, que no pasa nada si nos gana el Depor porque lo entrena Pepe Mel, que si jugamos contra un grande y es normal perder, que conviene perder contra los de arriba para dificultar al Sevilla, etc…y un sinfí­n de comentarios que no hacen nada bien al Betis, y que muestra la gran división que existe en la afición. Es lógico que cada uno tenga su opinión, que te guste más un entrenador, un jugador o se pueda discutir en alineaciones, cambios o aspectos del juego. Pero se debe de recuperar esa unión que hizo este club grande. Cada uno con los recursos que tenga, de la forma o modo que mejor piense, pero siempre pensando en el club que amamos y queremos. A mí­ que haya béticos que insulten, que busquen trapos sucios para arremeter contra los que critican o exigen a la directiva, sinceramente no voy con ellos. Tiempo, paciencia, y crí­ticas constructivas. Porque ni echar mierda constantemente a todo lo que se hace es bueno, y estar sumido en un conformismo y justificarlo todo tampoco. En el término medio está la virtud, y a lo mejor es la forma de recuperar esa paz social en la afición.

Y hemos llegado a un término importante, la paz social. Algo que debe hacerla posible aquellos que dirigen el club, se llamen como se llamen.  Ya es mucho tiempo escuchando a hablar de juicios, acciones, abogados, pleitos…Cosas que por supuesto desestabilizan y mucho. Acertar en lo deportivo, que la pelotita entre y el equipo gane ayudarí­a a ese fin, pero parece que las decisiones en esos aspectos tampoco han sido las correctas. Ahora, el pacto que se ha llegado con Bitton, teóricamente para sentar las bases de un Betis de los béticos, suscita muchas dudas e incertidumbres. El tiempo y los acontecimientos dirán si el pacto es bueno o no, pero las cosas que se pueden leer o escuchar no son nada halagueñas. Algo que supuestamente tení­a que traer la ansiada estabilidad al club de las treces barras, añade más capí­tulos a este culebrón en lo que se ha convertido al Betis. La vuelta a escena de Oliver, de Lopera, la venta acciones, el dinero con que se ha pagado a Oliver…Todo ese revuelo no ayuda nada.

En resumen, ahora mismo el Betis es un circo. Debemos reflexionar y pensar que podemos hacer para que este club vuelva a ser el que era. A veces lo correcto será protestar y exigir explicaciones. También lo será tener paciencia y ver cómo se desarrollan los acontecimientos. Lo que debe ser indisoluble es la unión de una afición que sólo se deben centrar en el presente y en el futuro.